Así se construye una buena historia

¿No sabes por dónde empezar? Así se construye una buena historia

Todos tenemos ideas sueltas. Pero convertir una idea en una historia que conecte con otros es un arte… y una técnica. Hoy te comparto algunos consejos prácticos para que te animes a escribir tu propia historia —ya sea para un cortometraje, una serie, o simplemente para soltar tu voz creativa—.

1. Encuentra tu protagonista

Piensa: ¿quién es el corazón de tu historia? ¿Quién toma las decisiones, se equivoca, se levanta, cambia? No tienes que saber todo de él, pero sí lo suficiente para entender qué quiere, qué lo mueve, qué lo duele. Mientras más claro lo tengas tú, más real se sentirá para los demás.

2. Tu personaje necesita una curva

Tu protagonista no puede ser el mismo al principio y al final. ¿Qué le pasa que lo transforma? Esa evolución es lo que conecta emocionalmente. Tal vez empezó miedoso y termina valiente. Tal vez era egoísta y aprende a amar. Sin curva, no hay historia.

3. Ubica los puntos de tensión y el clímax

Toda buena historia necesita conflictos. Piensa en momentos clave donde el personaje debe tomar decisiones difíciles, donde algo inesperado cambia el rumbo. Y claro, busca un clímax: ese punto de máxima tensión donde todo se pone en juego. Allí el espectador decide si sigue contigo… o no.

 4. No hay historia sin antagonista

Tu protagonista necesita un reto. Puede ser un villano, un sistema, una creencia, un miedo interno. Lo importante es que ese “antagonista” se interponga entre tu personaje y su objetivo. Eso hace que la historia se mueva y que el espectador quiera saber cómo termina.

5. Ponle nombre a todo

No subestimes este paso. Cuando nombras algo, lo haces real. Dale nombre a los personajes, a los lugares, incluso a los sentimientos. Llamar a una emoción por su nombre (“ira”, “culpa”, “esperanza”) te ayuda a escribir escenas más profundas. Y sí, incluso ponerle nombre a la historia —aunque luego lo cambies— le da identidad.

Una buena historia no necesita ser perfecta, necesita ser honesta y tener estructura.
Así que abre tu cuaderno, piensa en alguien que tenga algo que perder y algo que aprender… y empieza.

El resto se va escribiendo solo, si te mantienes fiel a lo que quieres contar.